Mientras algunos conciben el arte como un mercado refugio, como una forma de inversión y juego de riqueza, otros simplemente entendemos el arte como una forma de disfrutar con la vista y la contemplación de algo bien seleccionado o creado buscando la excelencia. Hay detrás del arte un mercado refugio, que hace crecer lo que le interesa, con un montón de acólitos y técnicos que elevan o bajan lo que creen bueno para sus intereses, como en un mercado de Bolsa. Eso sigue siendo arte, pero juega de la manipulación.
Lo curioso del lujo en el arte es que pocos artistas han disfrutado de las ganancias de su propio arte, sobre todo si ha sido pictórico. Ya hemos hablado del distinto valor que tiene un artista muerto de un artista vivo. Para los mercados, claro.
El arte no es un lujo, pero a los mercados les interesa que parezca un lujo sólo al alcance de los que paguen mucho por ello. No buscan la mirada, el disfrute con la simple contemplación. Ellos buscan la posesión. Ser los dueños únicos de esas miradas “a lo suyo”. Pero la propiedad se pierde con la muerte. Nadie nos llevaremos nada cuando volemos. Así que lo maravilloso es disfrutar de las miradas, no de las posesiones.
Para ilustrar esta entrada os dejo una imagen del grabado titulado “Goya en su lecho de muerte” del litógrafo Cyprien Gaulon y dibujado por Francisco de la Torre en el año 1828, propiedad del Gobierno de Aragón.