Esta verja es simple, vieja, repintada, doblada por el tiempo y no muy antigua ni importante, pues no está entrecruzada.
Pero tiene dos detalles que la convierten en curiosa. Su imperfección y el marco de piedra. Nada más.
Eso y mirarla. Y pensar que alguien la creó con una finalidad que él casi seguro, ahora ya no disfruta.