El mundo está lleno de texturas, de superficies que se repiten para que la unidad al convertirse en grupo aparezca como otro elemento diferente y siendo compacto se convierta en uno sólo y con personalidad propia. Estas bolas no son nada. Pero en conjunto forman una enorme pared, un centro comercial inmenso, un nuevo material con forma de textura. Somos la suma de muchos, pues sueltos no somos en realidad casi nada.