Debajo de nosotros, debajo del suelo, está la verdad, lo que nos sujeta y alimenta. No lo sabemos, o sí, pero en realidad sin el suelo no somos nada. ¿Os imagináis flotando sobre la vida? Por eso necesitamos el suelo, pero lo curioso es que no sabemos qué hay debajo del suelo, debajo de los adoquines de la vida. Siempre miramos al cielo en busca de la salvación, pero la verdad es que seremos cenizas trituradas que volverán al suelo, no al cielo; nos desharemos en polvo para formar parte del suelo, desde donde nos volveremos a juntar con todos los nuestros, para seguir creando vida.