Salvador Dalí supo soñar durante toda su vida artística con personajes bufones que jugaban muchas veces con sus propios elementos, incluso alardeando de juegos auto sexuales, aunque pusieran cara de amargados.
Este dibujo de Dalí es un típico ejemplo de surrealismo bufonesco, donde todo encaja en esos deseos de reírse de casi todo con la mayor seriedad posible. Cada uno de los elementos del dibujo está para llenar espacios o para jugar con quien mira. El braguero es todo un detalle de prepotencia quién sabe si incluso personal.