Tres horas seguidas por un sándwich y un huevo duro. Muchos mil personas, entre ellas muchas mujeres y niños, están en un punto muerto durante días en la frontera entre Grecia y Macedonia, con la esperanza de ser capaz de moverse. Mientras que en Bruselas, los Jefes de Estado europeos discuten su destino y esperan. "No se puede obligar a que se marchen, ya están aquí, cerca de la frontera con la esperanza de que se abra una ventana de esperanza aunque sea por unos minutos", dice un médico de Médicos Sin Fronteras.
Para proporcionar a los recién llegados un mínimo de dignidad la organización Médicos Sin Fronteras y ACNUR han montado nuevas tiendas de campaña y baños públicos. "Estamos al borde de una nueva crisis humanitaria", explicó a los medios de comunicación ACNUR. Los funcionarios de la frontera retirar sus documentos a los llegados para revisar que no están más de 30 días en Turquía o en Grecia.
Se es testigo por parte de las organizaciones humanitarias del secuestro de documentos a un grupo de sirios, que también fueron golpeados y enviado de vuelta por los guardias de Macedonia, ahora respaldados por el gobierno austriaco y checo, para dificultarles el movimiento hacia el interior de Europa. Pero ya están en Europa, ya son seres humanos que viven en Europa. Y muy posiblemente las concertinas que rodean a este niño se hayan vendido desde España. ¿Somos capaces de mirar al suelo o seremos capaces de levantar la mirada al frente? Cuando crezca este niño ¿qué pensará de los europeos?
(La imagen es de AP o ANSA)