El artista belga René Magritte es el icono de Bruselas, el que todo soñador surrealista tiene enseguida en su mente. En cualquier día en los que Bruselas dirige Europa hay que lanzar un grito al aire, soñando de que nada es lo que parece, y que la sensación de vivir en calidad nunca la debemos perder.
Si logran apoderarse de nuestros miedos, en realidad nos están manipulando, y habremos perdido la libertad más básica.
Los surrealistas nunca tienen miedo, pues si los apuran, optan por soñar con la libertad.
Esto que ven, no es una pipa.
Efectivamente, es un cuadro, una imagen.
Pero no es una pipa.
La manipulación y los miedos al futuro no son sino una forma de vencernos, de apoderarse de todos nosotros.