En esta obra surrealista del año 1937 se ve ¿retratado? al poeta inglés Edward James, un hombre a todas luces también surrealista, de frente ante un espejo, pero viendo su imagen reflejada de espaldas, y que ha inspirado a más de un cineasta contemporáneo en algunas escenas, sobre todo en género de terror.
El cuadro es del pintor belga René Magritte, y está titulado “La reproducción prohibida” (en francés “La réproduction interdite”). Si analizamos más el cuadro (mejor si es con una imagen más grande que la que os he colocado) veríamos que el espejo funciona bien como tal, en la zona del libro, que refleja al revés el texto y así nos lo hace saber el autor, para diferenciar claramente lo que es un objeto inanimado (el libro) de un objeto con vida propia (la persona).
Es una manera de jugar con el espectador, de provocar en nosotros lo que cada uno deseemos o seamos capaces de reaccionar, al ver una imagen imposible. Esto también es surrealismo y una manera de crear sueños empleando como herramienta la pintura, el arte.
Es también una obligación de toda representación artística; motivar, excitar, mover sentimientos, hacer dudar, crear conflictos en nuestra mente. Incluso no gustar, odiar, molestar.
Es también una obligación de toda representación artística; motivar, excitar, mover sentimientos, hacer dudar, crear conflictos en nuestra mente. Incluso no gustar, odiar, molestar.
Hay que pensar por un momento que esta pintura tiene casi 80 años, para reconocer así que las provocaciones en el arte no son de hace unos pocos años, que desde principios de siglo pasado ya se crearon obras que buscaban la complicidad con el espectador empleando varios métodos para ello.