Los marcos ayudan a las paredes y al contrario de lo que piensan las buenas personas, a separarse de la posible contaminación de los cuadros.
Lo importante es que las paredes sigan limpias de influencias pues así están preparadas para todo tipo de ideas. Incluso para las buenas.
Para eso los marcos son insustituibles, pues encierran las atrevidas sensaciones de las obras y no dejan que se salgan en busca de paredes vírgenes.
Toda libertad tiende a ser peligrosa, pues se contagia con facilidad.