Buscando esqueletos encontré un juego de ventanas que me parecieron llenas de vida. Vida muerta, eso si, pero vida al fin.
Quedaban las pieles, los restos del color de cada ventana, casi las marcas de las personas que en tiempos se asomaron para despedirse en los tiempos en que se podían bajar los cristales de las ventanas.
Incluso me parecieron pieles desplazadas, encogidas, vivas todavía…, pues se movían para recogerse. Pero eso es otra.
Quedaban las pieles, los restos del color de cada ventana, casi las marcas de las personas que en tiempos se asomaron para despedirse en los tiempos en que se podían bajar los cristales de las ventanas.
Incluso me parecieron pieles desplazadas, encogidas, vivas todavía…, pues se movían para recogerse. Pero eso es otra.