Si nos preguntamos que para qué sirve el arte hoy, sobre todo el arte más aceptado por todos, el pictórico, todos diríamos de entrada que el arte es sobre todo una manifestación decorativa. Y es cierto. Pero también es mucho más que eso. Es también una manera de comunicarnos con los demás, sean espectadores ocasionales o poseedores de la obra. Pero además durante siglos fue una manera de explicar la religión y las creencias en el más allá, de atraer y atrapar a fieles que seguían unas ideas determinadas. Es decir el arte pictórico ha sido y sigue siendo una forma de “hacer creer”. Por poner un ejemplo la Virgen de la Paloma, muy venerada por los madrileños, es un cuadro.
Pero también el arte ha sido una forma de comunicar mensajes que se mantenían en las memorias colectivas incluso ancestrales, de mostrar lo que sucedía en otros conceptos de la vida que las personas no lograban alcanzar a ver desde sus hogares. Sean paisajes maravillosos, gentes diferentes, lugares sociales donde no se lograba entrar. Es decir, era y es una forma de propaganda social, de medios de comunicación cuando no había facilidad para escribir y leer.
Con el arte se contaban historias lejanas o cercanas pero cerradas al común de la gente, se explicaban decisiones políticas o sociales, se mostraba la enorme belleza de los Reyes para así respetarlos totalmente por su tamaño y sus trajes o medallas, se enseñaba la belleza que no era habitual, se reflejaban emociones personales para que quedaran plasmadas y así ver que todo el mundo parecía igual. Y el arte servía también para enseñarnos el rostro de los Dioses, de los dioses más pequeños, de las personas importantes y de las personas guapas o muy feas.
Hoy el arte pictórico se mueve en otros baremos. Se plantean juegos, enigmas, conceptos, mensajes más escondidos, volúmenes y luces, espacios y vacíos, provocando al espectador para que se sombre y incluso sienta asco. Es más decorativo pero buscando “la belleza” como concepto único, pues es “la belleza” que ve el autor, la que en realidad suele ser incluso muy diferente a la que vemos todos los demás.
Para comunicar o meter miedos ya no es necesario el arte, aunque también. Hay muy diversos métodos más rápidos y sencillos. Para mostrar la sociedad actual está la fotografía. Con la literatura es muy sencillo hoy mostrar y edificar ideas o manipulaciones. Para mostrar poderes ocultos, creencias religiosas, hechizos vitales o mortales, ya no necesitamos crear arte nuevo, nos sirve perfectamente el creado en toda nuestra historia artística anterior y durante siglos. Es más fácil dejarse engañar por el arte viejo que además tiene siglos encima, que por el arte moderno.