Cascarullas me dijeron de niño. Luego entendí que existían las cascarillas, pero tampoco era exactamente eso. Las cascarullas parece lo mismo pero en aragonés de la Ribera, porciones de “algo” o láminas de metales con los que se recubre alguna cosa.
Efectivamente con aquella cascarulla era imposible cubrir el boquete, pero me gustó la cercanía de lo viejo y podrido y su posible solución. Volverse podrido siempre es una hostia.