Haz una pausa y siéntate. Deja de intentar controlar. Cierra los ojos. No manipules, conviértete en el observador y permite que todo sea como es. Cuando el juicio se retira aparecen la aceptación y la entrega. Se abre el camino que nos lleva a nosotros mismos.
Fotografía del Centro de Historias de Zaragoza