En algunas puertas de grandes edificios ponemos a grandes monstruos o a esculturas muy serias para asombrar pero sobre todo para asustar. Antes de entrar hay que mirar la puerta en toda su extensión y poner cara de circunstancia. Es decir, de miedo, como poco de respeto.
Así que encontrar en la parte alta de una gran entrada unas caritas sonrientes es de premio. No sé el motivo, sé que es Extremadura, pero lograr entrar en un edificio sabiendo que te reciben unos angelotes con caras de buenas personas es un lujo. ¿O lo hacen para engañarnos y así entrar más descuidados? ¿Y quien ha dicho que son sonrientes y no de vigilancia?