También la muerte la debemos señalar con estelas funerarias, con signos que nos lleven al recuerdo de los viajados, de aquellas personas que se van del camino en busca de la nada o del todo. Esta estela tiene casi 2.000 años y estaba en una de las necrópolis de Barcelona. Nos muestra una cabeza de medusa, el monstruo femenino de la mitología griega que protegía contra la magia y los magos que deseaban el mal incluso a los muertos. A los que se van, al menos, solo merecen un buen camino.