Hay lugares sagrados en sí mismos, sitios en donde se sabe que dentro hay algo más que un enorme espacio religioso o arquitectónico. Hay historia pero sobre todo luz o tinieblas, silencio sonoro o música ancestral. Hay lugares que atrapan aunque vayas decenas de veces a incorporarte a su interior. Da igual si eres religioso, creyente, ateo o agnóstico, el ambiente atrapa y se te lleva durante su estancia. Santa María del Mar en Barcelonaes un lugar para perderse unos minutos. No te preguntes por qué.