Hay calles serias, calles sin nombre, calles raras y calles con amor. Esta es la calle del Amor de Dios, que queda además de cómo muy religiosa, curiosa y simpática. Calle del amor de la madre, del abuelo, del cuñado. ¿A quien se le ocurrió ponerle una calle al Amor de Dios? Y se la aprobaron.
—Por el Amor de Dios, más o menos, por allí pillará eso, digo yo.
Está en una ciudad muy grande. La más grnade en número de habitantes.