Con una gran nariz fruto según algunos de su lujuria, el Papa Julio II se deja calzar con elegancia como si fuera eso lo más habitual, mientras un largo rosario cuelga de sus vestimentas. Todo parece estar sujeto desde una pierna larga mal calzada mientras que sobre la cabeza del Papa Julio II pende una calavera que con sus largas manos cubre la cabeza del Pontífice, como dándole seguridad, acogimiento.
Calavera por cierto con largas piernas y gentiles zapatos que parece dejar al aire y colgando sus dos testículos. ¿Tienen huevos las calaveras?
Y quien crea ver más, que nos avise. Genial Dalí.
Y quien crea ver más, que nos avise. Genial Dalí.