Si le unimos a todo esto la suavidad del agua fluyendo por decenas de fuentes que rompen en sonidos naturales las estancias, nos podemos quedar atrapados con unos periodos hábiles para soñar.
Hoy las violencias convierten a estos signos árabes de antigua modernidad en tiempos no deseables. Siempre la violencia apoderándose de la paz.
Restando el sosiego en nombre de algunos dioses que se magnifican o se inventan para lograr objetivos ideológicos, la humanidad es capaz de romper incluso la historia.