Podría parecer un sol y lo es. De cristal. Podría parecer el techo de un edificio importante. Y lo es. Del Palau de la Música. Quiso el arquitecto que la luz natural entrara tamizada en colores amarillos oro, para inundar las mañanas de música. Y lo logró. Nada más se puede decir que contemplarlo mientras escuchas como la música te inunda de bríos y silencios, de tonalidades muy contrastadas. Siempre te sientes muy pequeña, pues lo importante es la luz y la música.