4.2.24

Si quieres quitarte las penas, no metas el dedo

Yo no sabía que existieran las “nepenthes” que me suenan a nombre de pena en plural. Curiosamente luego me enteré que efectivamente su nombre viene precisamente de que se empleaban para sacar de ellas una droga que “quitaba las penas”, para insistir siempre que los nombres no son casi nunca por casualidad.

Estas flores son de la zona del sur de Asia, carnívoras ellas, pero suaves pues no muerden, y dentro de la flor y por efecto del agua que recogen con su forma de trompeta o de vaso, se forma un caldo asqueroso y dulce donde caen los insectos al intentar chupar del frasco y quedan atrapados en el líquido pegajoso para el resto. 

Para más imposibilidad de huir, la flor tiene unos pelillos internos dirigidos hacia abajo, lo que imposibilita a los pobres bichos salir, pues es como una canasta de coger cangrejos…, que te dejan entrar pero no puedes salir.

Son hermosas trampas trepadoras que cubren rocas o paredes, mostrando a la luz —que nunca al sol— sus copas asesinas de insectos en busca sobre todo de sabrosas moscas que son más gruesas y tiene más sabor. 

El sol les joroba mucho, como a los vampiros. Todos los que comen sangre que no les pertenece suelen ser de poca luz solar. 

Para más curiosidad tienen flores macho y flores hembra, aunque no queda nada claro qué tipo de flor es la que más bicho se come con su apestoso caldo pegajoso. Adivínenlo ustedes, pero no metan el dedo.