Dime si no es maravilloso ver tantas personas perfectamente diseñada y agrupada para agradar la vista de quien pasa por este muro.
Son gentes que no sabemos qué hacen allí, pero su orden es perfecto, sus sombras son acompañantes necesarias, sus siluetas todas iguales representan la mejor manera de saber que en realidad todos somos idénticos al principio y al final.
El autor no sabemos qué quiso decirnos, pero en cambio si somos capaces de inventarnos una mirada personal, decidir qué nos quiso decir.
Somos libres para interpretar el ARTE como nos de la real gana.
Somos como espectadores tan importantes como el propio artista creador, pues su obra en cuanto sale de sus manos está para interpretarse o para reinterpretarse cada vez que la observamos.