La timidez va muchas veces unida al ARTE, a la música o a la
pintura. Necesitamos envolvernos en algo añadido para sobrevivir ante la dura
vida. Esta joven artista deleitaba el centro de Madrid con su suave violín,
casi sin querer hacer ruido para no molestar. Pero un violín necesita sentirse
seguro para ser aprovechado. Y por eso la joven tenía a sus pies un amigo,
tumbado y esperando a que la música acabara para poderse ir a casa. Ella sin el
fiel amigo no sabría tocar tan dulce. El violín sin el perro no sonaría igual. Cada
uno cumplía con su papel en la vida.