En los inicios de las primaveras todavía se pueden ver restos de los otoños. Poco a poco van dejando paso a lo nuevo, a la vida que empuja, pero siempre quedan sapos y detalles marrones y naranjas que nos recuerdan que tras la belleza de la vida volverá la belleza de la decrepitud.
Unas hojas viven más y otras menos pero el contraste está en poderlas ver todas y disfrutar de la vida en todas sus etapas.
También los otoños tardíos, los que se mantienen más de lo normal, son bellos entre tanta juventud.