6.5.14

Permiso de fotografiar para uso personal en los museos, como forma de llevarse el arte

La otra semana acudí al IVAM en Valencia y tras un altercado con la actual directora me quedé más ancho que alto, pero preocupado por el futuro de los museos al menos en España que es donde más los trato y conozco pues algunos cambios normativos van en contra de lo que considero básico para poner en valor el arte.

Un museo no es un contenedor de nada. Al menos no lo debería ser. No puede ser un almacén de cosas bellas ordenadas bien o mal, con arreglo a criterios acertados o no. Un museo es sobre todo un lugar de encuentro, de paseo, de aprender, de beber vida. Un museo debe ser el lugar donde contemplar y llevarte a tu casa el patrimonio público, es decir de todos nosotros, para seguir disfrutando mejor de la vida. Llevártelo en el recuerdo, en la sensación, en tu ojo fotográfico imperfecto.

Esto sé que es complicado de asumir pues la inmensa cantidad de ciudadanos pensarían si me leyeran que estoy idiota. Pero simplemente lo que creo que sucede es que tenemos en el siglo XXI museos que en muchos casos parecen garajes del siglo XIX.

Mi discusión con la directora del IVAM iba por la prohibición de hacer fotografían sin flash ni trípode ni cámaras profesionales, para uso personal, de lo que es patrimonio de todos. Tuve la suerte de topar con ella y debo reconocer que fui excelentemente tratado por la señora Ciscar.

Ahora en Zaragoza nos están llegando la Colección Circa XX y una excelente donación de la familia de Salvador Victoria. Lo de menos serán las obras y el continente si no sabemos encontrar la forma de mostrarlas, el rendimiento social que todo conjunto de arte debe tener en la sociedad que contempla y aprende, la capacidad educativa de este enorme y valioso tesoro, que debe servir para motivar a los niños y de esto sabemos mucho, pero también a los jóvenes y a los adultos, aunque se nos olvide el papel que puede jugar todo tipo de arte en las personas que acuden a ver ya aprendidas.