Nadie ha dicho nunca que las monjas no pueden ser alegres, que no pueden quedarse mirando a un hombre, que no tengan una gracia escondida que nos podría sorprender su conociéramos de cerca de alguna. Saben contar chistes y alguna con suma gracia. Se avisa. Así que no nos debe sorprender nada esta imagen del fotógrafo Gabriel Bouys, realizada en la Plaza de San Pedro en Roma. No sabemos si les hace gracia el vestido del soldado, algún gesto del chaval o es que simplemente les gusta su cara y su tipo. Todo podría ser pues todas son personas, incluidas el soldado.