El “Papier collé” es una técnica de creación artística que
traducido al castellano sería un “papel pegado” que aun sencillo de entender y
por ello restado de valor hasta que investiguemos algo más, es un sistema
perfecto para jugar a crear espacios, composiciones, collages de gran
efectividad.
No es un collage, sino una clase de collage.
Tal vez inventado por Georges Braque, el papier collé tienda
a inspirarse en el cubismo de donde nace y que ya practicaba su amigo Pablo
Picasso, bebiendo de la antipintura creando pintura sin ella.
La gran diferencia con el collage más tradicional y conocido
es que en el papier collé solo se emplean papeles recortados creando formas y
de diferentes texturas, unido a los pegamentos y si acaso pinturas acrílicas o
trazos de pinturas de lápices o de carbón.
Son papeles de colores, papeles
pintados o impresos, recortes de periódicos o revistas pero donde la zona
impresa es una textura y no una forma.
No serviría la fotografía de una modelo recortada desde una
revista, pues esto nos llevaría más al collage clásico (veríamos a una persona), pero en cambio sí nos servirían
columnas de texto con las que se forman diversas figuras o textos de papeles
pintados de pared con diversas texturas, creando desde esas materias reales
figuraciones dentro de sus obras para facilitar la pintura, el resultado final.
Por decirlo de alguna manera.
En vez de pintar un paquete de tabaco rubio, cojo uno y lo
pego. Es más sencillo y rápido. En vez de pintar una textura de madera sobre
una mesa, recorto un papel pintado y lo pego.
Dicho así suena a chapuza, pero
en todo proceso está el diálogo con el total de la obra, su composición y
color, el contrapeso de los elementos, la idea final y no solo un trozo de
papel pegado imitando una mesa.
Como ejemplo dejo la obra de Georges Braque titulada “El
frutero y el vaso” del año 1912, en donde las texturas de las maderas son
papeles pintados sobre los que ha terminado la obra dibujando con carbón la
totalidad de los objetos.