Este retrato del pintor valenciano Agustín Almar de la
segunda mitad del siglo XIX nos refleja a una dama de la alta sociedad, la
señorita Enriqueta Soler Moreno, con unos colores muy vivos que reflejan
también una seriedad de rostro que no encaja mucho con el conjunto de la alta
calidad de la moda de los burgueses de aquellas décadas. Es como si la dama aunque
mirando al espectador, estuviera triste en el momento del retrato, algo no
habitual en una chica joven.