Las obras del artista neoyorkino Valerie Hegarty son
verdaderamente impresionantes que muchas veces menudo se hace pasar por cuadros
históricos que se han destrozado. Es pinturas devastada, rota o destruida,
lienzo fusión junto a paredes agrietadas formando collages que engañan a la
vista y a las sensaciones de que aquello no es una obra creada de nuevo para
ser observada desde el ahora, sino una transformación por el paso del tiempo o
de las circunstancias.
Valerie Hegarty trabaja con materiales frágiles tales como
cartón pluma, papel, pintura y pegamento, que va manipulando hasta convertirlos
en una imitación escrupulosa de los objetos reales sólo para demolerlos después
hasta formar su obra final. Como si de fallas valencianas que esperan su fuego
depurador se trataran. Trampantojos que se convierten en obras de arte y no al
revés.
El periódico The New Yorker llamó a su trabajo una mirada a
los "poderes de decadencia de una nación y de los asuntos de Estado
fracturado." Tal vez de toda la cultura en general.