El pamplonés Carlos Irijalda nos plantea en esta fotografía la
mirada hacia un mecanismo de arte contemporáneo que no nace para ello pero que
se puede observar así a poco que lo separemos de su entorno natural. Es una
visión abstracta de algo común aunque escondido a la vista habitual. A veces la
belleza puede estar escondida en cualquier lugar e incluso resulta
extremadamente rara.