Me gustó que el caballo se rebelara mientras el jinete intentaba mirar hacia otro lado. Rodeado de árboles parecía estar disputándose el bosque aunque permaneciera algunas décadas atado al mismo cemento. Vigilaba los jardines de Sabatini debajo del Palacio Real de Madrid y me han asegurado que al caballo no le duele el cuello de tantos años girado. Curioso. Como este parque está construido sobre los terrenos de las antiguas caballerizas reales quisieron poner dos alegorías de jinetes y caballos.