Ante la creación artística siempre nos surge la pregunta: ¿Hasta cuando? ¿Debemos seguir trabajando sobre nuevas ideas aunque sepamos que ahora la creación artística está manipulada y mercantilizada?
El constructor de nuevas ideas siempre tiene la duda del por qué crear, sobre todo si la respuesta no es: Para ganar dinero. Si un artista desea crear por compromiso con su obra, consigo, o simplemente para disfrutar, pues lo tiene fácil. No debe preguntarse casi nada y continuar creando con arreglo a los niveles de calidad y compromiso que él mismo se marca.
Pero si cree que en su trabajo entrar en acción más valores -sean fáciles o imposibles de trasmitir-, la decisión se complica. Entonces dudamos todos del camino, del hasta donde, del por qué. Siendo la respuesta más sencilla la de...: Se acabó.
Hoy no hay que ser buen artesano para crear, no es necesaria la habilidad manual, el formalismo o la academia. Hoy es necesario -como siempre- la idea inteligente y original, la innovación, la motivación y el lograr interactuar con el que mira. Incluso la durabilidad aunque en esto no todos estén de acuerdo. Siempre es mejor romper las ideas que copiarlas.