Esta imagen de Juan José Padilla (la de arriba) realizada por el fotógrafo Daniel Ochoa de Olza, iba para cartel anunciador del World Press Photo 2013 pero las mentes calenturientas no lo han permitido en Cataluña al ver a un torero, a un matador de toros en unos festejos que están prohibidos en Cataluña.
Casi todas las imágenes de World Press Photo son de guerras de verdad, de hombres, mujeres y niños muertos por otros hombres, de cadáveres o sufrimiento. Estamos hablando de un genial concurso de fotógrafos de prensa. De torturas, de sufrimientos, de dramas humanos. Pero nosotros en España hemos decidido que esta fotografía titulada “Retrato de un torero” no merecía el cartel.
Es una imagen perfecta, sublime, reflejando el rostro de una persona, con unos gestos de posado que ofrecen todo el dramatismo posible a un momento ritual, el de colocarse la montera sobre la cabeza, bien apretada para que no se salga. Su ojo tapado y el gesto de la boca en la otra dirección indican el dramatismo total ayudado por una mirada al espectador casi de miedo.
Y ahora lo lógico. A mi no me gustan los toros, he ido dos veces en mi vida con una diferencia de 40 años, prohibiría la sangre y matar a los toros en público, pero eso no me evita decir que esta fotografía es una obra de arte. Y que estoy en contra de todo tipo de censura.
Casi todas las imágenes de World Press Photo son de guerras de verdad, de hombres, mujeres y niños muertos por otros hombres, de cadáveres o sufrimiento. Estamos hablando de un genial concurso de fotógrafos de prensa. De torturas, de sufrimientos, de dramas humanos. Pero nosotros en España hemos decidido que esta fotografía titulada “Retrato de un torero” no merecía el cartel.
Es una imagen perfecta, sublime, reflejando el rostro de una persona, con unos gestos de posado que ofrecen todo el dramatismo posible a un momento ritual, el de colocarse la montera sobre la cabeza, bien apretada para que no se salga. Su ojo tapado y el gesto de la boca en la otra dirección indican el dramatismo total ayudado por una mirada al espectador casi de miedo.
Y ahora lo lógico. A mi no me gustan los toros, he ido dos veces en mi vida con una diferencia de 40 años, prohibiría la sangre y matar a los toros en público, pero eso no me evita decir que esta fotografía es una obra de arte. Y que estoy en contra de todo tipo de censura.