Francisco Pradilla y Ortiz, pintor aragonés del siglo XIX y
XX, considerado el mejor pintor aragonés tras Goya, es un artista donde sus más
abundantes y cotizadas creaciones se pueden encuadrar entre la pintura de
género bien de inspiración popular italiana o bien de asuntos de costumbres
madrileñas, si bien son sus cuadros históricos los más conocidos y valorados.
El cuadro “La reina doña Juana La Loca, recluida en
Tordesillas con su hija, la infanta doña Catalina” pintado casi al final de su
carrera, tuvo varias versiones, algo distintas entre ellas, de las que os
dejamos dos para que se puedan ver diferencias y casi obsesión por esta obra.
Elige Pradilla como argumento pictórico de su composición
histórica el pasaje de la reclusión de la Reina Juana La Loca en el Castillo de
Tordesillas (Valladolid), donde quiso encerrarse de por vida junto al cadáver
de su esposo. Así, la reina aparece en el interior de una amplia estancia,
sentada junto a un ventanal por el que puede verse el austero paisaje castellano,
rodeada de su hija, de una asistenta y de una dama de compañía. A la izquierda
de la obra, al fono, se ve una habitación oscura donde reposan los restos de su
marido.
Cuadro de gabinete pintado por Pradilla en plena
madurez de su carrera y facultades, que testimonia una vez más el interés de
este pintor durante toda su vida por la atormentada figura de la reina doña
Juana de Castilla, tema predilecto de sus composiciones históricas. Elige como
argumento de su composición histórica el pasaje de la reclusión de la soberana
en el Castillo de Tordesillas (Valladolid), donde quiso encerrarse de por vida
junto al cadáver de su esposo. Así, la reina aparece en el interior de una
sobria estancia, sentada junto a un ventanal por el que puede verse el austero
paisaje de llanura ante el que se yergue esta ciudad vallisoletana. Extasiado
su pensamiento por el recuerdo de su amado esposo muerto, abandona la lectura
de un libro apoyado en el alféizar y dirige su