Esta escultura de tamaño no muy grande, de Pablo Serrano del
año 1957 pertenece a la colección “Ordenación del caos”, uno de los primeros
trabajos abstractos que realizó el escultor aragonés.
Es también uno de los
primeros pasos en crear obras con materiales que no eran considerados nobles en
aquel tiempo para realizar obras artísticas importantes; en esta caso empleó el
hierro.
Eran (y son) obras en las que con figuras que representaban
seres mitológicos intentaba reflejar como piezas o trozos, eran capaces de
ordenarse hasta forma un ser, un “algo”.