No siempre es fácil disfrutar de Joan Miró, ese artista infantil
muy maduro, que supo trasmitir con pocos elementos que se repetían toda una
seria de pequeñas imágenes, historias, mundos paralelos, que siempre sorprenden
por sus juegos.
Miró desea acabar con la pintura, asesinar el viejo arte y
crear una nueva manera de trasmitir.
Esta obra es del año 1971 en homenaje a Joan Prats, y es una
serigrafía sobre papel. Que nadie piense que Joan Miró ejecutaba sus obras de
manera rápida, intuitiva. Era un gran estudioso de sus obras y a veces le
llevaban años terminarlas, darles el sentido que él pretendía.