La belleza estaba en la flor, sin duda, pero el encanto residía en el trazo que sobre el cielo describía la ramita verde que poco a poco buscaba más tronco seco donde asirse, sobre el que sujetarse para seguir creciendo.
Esta flor solo permanece abierta en las mañanas, cuando los frescos de la madrugada toda´via dejan respirar. En cuanto los calores aprietan, ella se cierra para conservar la frescura dentro. Vamos, como nosotros.