Las tardes de verano son espacios en el tiempo que requieren imaginación para salir de la casa en busca de los calores.
Las fuentes públicas son pequeñas piscinas improvisadas que todos obviamos de respetar como ornamentos para convertirlas en oasis entre el asfalto.
Incluso algunos Ayuntamientos bajan la intensidad de las aguas para convertirlas en útiles refrescantes.
Aunque solo sea para mojarse los pies y disfrutar de otra manera de la ciudad.