8.7.13

El hombre que no tenía reparo en estar semidesnudo


La levedad del hombre tranquilo es un lujo, una decisión, una postura, la forma de ser que nos puede llenar los espacios vacíos hasta convertirlos en un lujo. 

Es la lucha contra el tiempo, nadie parece tener prisa, tampoco los peces. 

Todos los pescadores esperan el momento del engaño mientras el sol hace de las suyas.

El agua acompaña, la postura es la idónea, el pescador es típico. 

No tanto en una ciudad que quiere caminar hacia el millón de habitantes. Pero nos retrotrae a tiempos viejos en donde ser pescador en la ciudad era un pasatiempo común. 

Ahora es un lujo al alcance de muy pocos. Los que no tienen reparo en ser observados.