Es cuestión de saberse defender. Debe volver el “fabricado en España” pero con orgullo, convencidos de que es un valor en alza, que supone una calidad asegurada, una apuesta por nuestro propio futuro. Y sobre todo por nuestro propio empleo.
Somos capaces de hacerlo bien, no hay que caer en el esnobismo de pensar que lo de fuera es ni igual ni mucho menos mejor. Simplemente es más caro aunque nos cueste lo mismo. Si seguimos comprando productos de importación, nos sale mucho más caro que comprar productos españoles aunque paguemos menos por ellos a la hora de comprarlos.