El Everest se ha convertido en un duro paseo en donde los escaladores profesionales o con pelas se dedican a poner trofeos en su recuerdo. Hay muchas maneras de subir al Everest y algunas son asequibles para personas que tienen dinero y son ayudadas en sus proezas. Lo triste es que hemos convertido al Everest es un juego de ricos y con ello se le resta valor a los que se juegan la vida en la montaña, desafiando los tiempos malos, las rutas difíciles, las subidas y bajadas con las menos ayudas posibles.
En la primera imagen unos escaladores navegando por el canto de cuchilla justo por debajo del escalón Hillary, el 18 de mayo 2013 durante su camino a la cima del Monte Everest, en la región de Khumbu del Himalaya de Nepal. En la otra imagen un barullo de escaladores convirtiendo el Everest en una calla de mucho tráfico peatonal.