Ayer te fuiste muy a tu pesar, nos dejaste sin querer, pero las órdenes de los cielos son muy duras y no somos capaces de negarnos a ellas.
Al menos descansa en un lugar apetecible. Te gustaba la nieve, perderte por caminos imposibles hacia travesías solitarias. Pero mira, Chema, la nieve es muy fría, cambia a la tranquilidad del verde. Aquí estarás más recogido y nos será más fácil verte.
Un abrazo. Cuidaremos de los tuyos, aunque sé que no lo necesitan.