Pongo como ejemplo una sección de “El borracho” de Leonardo Alenza y Nieto del siglo XIX. Un óleo pequeño, de un tamaño A5 más o menos que nos refleja perfectamente el movimiento de una persona bebida que se tambalea mientras se sujeta los pantalones en el interior de una bodega.
Con la camisa abierta nos muestra una estampa natural de una persona ya perdida, sin calzado y a punto de caer derrotado. Son pocas pinceladas, más en la sección que se muestra aquí, solo del personaje. Pero con pocas pinceladas logra todo el movimiento, los gestos, la naturalidad del momento.