Una acuarela pueden ser cuatro pinceladas bien dadas,
conformando un paisaje sencillo pero que resulta lleno de vida. El color, la
textura y la untuosidad del agua hacen el resto, difuminando a la vez que marcan
las formas.
Os dejo ahora una acuarela de Ingrid López-Pastor. Simple
pero muy eficaz para ser un cuadro pequeño y rápido. Su fuerza radica en las
formas y en el rojo y amarillo sorprendente.