Vivo aquí, cerca de esta agua, en la orilla contraria a donde nací, pero siempre cercano a las aguas.
Ahora paseo muchas veces cerca de estas piedras, creo que contienen muchas historias, vidas y muertes, guerras y amores.
Son un marco, un detalle poco utilizado para remarcar. Pero otras generaciones lo harán mejor que nosotros.
Todo esto no nos pertenece a nadie, al revés, somos nosotros los que les pertenecemos a ellas.
Perdurarán.
Nosotros no.
Las aguas corren y vuelan, pero estoy seguro que son siempre las mismas, que van y vuelven, se van y regresan a pasar.
Sería bonito que alguna vez también nosotros pudiéramos retornar por encima de las piedras para ver qué queda de ellas.