La vida no es lo que parece e incluso las puertas se esconden detrás de los militares para disimular las entradas.
Las narices tenían narices, la mezcla de picos y picoletos estaba servida, pero el pene me descolocó hasta que descubrí la puerta que se escondía entre el soldado guerrero y las firmas múltiples.
El gallo es el que me descolocó del todo, pero su sentido tendría, seguro.
O igual no, vete a saber.