Cuando muere un actor
deja de estar entre nosotros una persona, pero se pierden múltiples personajes
y si es un buen actor como José Sancho perdemos la calidad de miradas, gestos,
sonrisas, giros, adaptados a cada circunstancia especial de su trabajo.
Pepe Sancho era de esos
actores inmensos que saben llenar cualquier trabajo, que sacan de los
personajes incluso más que aquello guionizado que se imaginaban los que lo
crearon. Los buenos actores son aquellos que nos hacen creer que los personajes
existen y que cada uno es distinto al otro.
Personalmente no me
gustan los actores que lo hacen muy bien pero siempre repitan el mismo papel
con distintos trajes o ambientes. Yo solo creo en aquellos actores que cada vez
son distintos, que se dejan apoderar del personaje y lo destripan hasta enseñárnoslo
desde un punto de vista vital. Solo creo en los actores que me sorprenden cada
vez, presentando una personalidad distinta. Eso era Pepe Sancho.