El oficio de vender sonrisas es maravilloso y gratuito. Se necesita comer y mantenerse en pie, pero la mitad de la alimentación se recibe de los niños que juegan con tus sonrisas fabricadas de pompas de jabón.
Flotaban en el aire hasta que caían buscando un niño que las pudiera tocar. El joven no se fijaba si recibían detalles en su pequeña bolsa abierta a la esperanza. Solo veía niños que sorprendidos, miraban lo que era casi un milagro.