Parecían castillos en el aire, era una ermita y los restos de una torre del homenaje. No había Condes ni Marqueses, pero si caballos a lo lejos. Se encontraban rodeados los restos de bellos chalet de ricos nuevos, pero las brujas seguían habitando sus paisajes, devorando los murciélagos que osaban acercase a sus almenas. Si una vez sirvieron para defender territorios, ahora sefvían para defender bellas urbanizaciones.