Nunca sabré a qué loco se le ocurrió la feliz idea de construir este cenador en una calle importante. Se les llama modernistas y a la sazón que lo son pues imaginaron a personas con tiempo libre para disfrutar de veladas bajo el cobijo de semejantes artilugios repujados. Y encima les dieron colores y mosaicos, los embellecieron hasta asombrar. Asomarse a estos veladores es un gran lujo si lo haces acompañado, pero si estás loco como el arquitecto y además miras en solitario, la cosa cambia. Nunca sabremos hacia qué.